Horno de la Calle del Jueguecillo de Aras de los Olmos

Este horno medieval de unos 600 años de edad fue uno de los centros de actividad más importantes de Aras, pues constituía un elemento clave para la dieta de los habitantes del pueblo.

Las mujeres del lugar se reunían en él para cocer el pan, pero también llevaban otros alimentos para calentar, como patatas o verduras y, en días festivos también se cocían en el horno dulces y carne.

El horno fue construido en el año 1351, gracias a una concesión por Decreto Real del rey Pere el Ceremoniós (El Ayuntamiento de Aras conserva este importante documento escrito en pergamino que certifica la concesión de este horno).

Este fue un mal año para la creación de un horno, puesto que éste dependía de las cosechas de cereal, las cuales eran escasas en aquellos años por culpa de la sequía y por la llamada Guerra de los Pedros. Sin embargo, el horno se mantuvo en funcionamiento, gestionado de forma comunal y activo hasta el año 1975, cuando cerró definitivamente sus puertas.

El pan era un alimento básico e indispensable que formaba parte de la dieta diaria de las gentes del lugar. La masa se elaboraba en casa, mezclando la harina con agua templada, levadura y sal en un cajón conocido como artesa. Una vez preparada la masa se transportaba al horno en un cesto de mimbre, el escriño, que las mujeres llevaban sobre la cabeza.

Por la cocción del pan la gente del pueblo debía de pagar por el uso del servicio que daba el horno, sin embargo este pago rara vez se hacía con dinero. Lo más tradicional era dejar a la hornera con una porción de masa proporcional al pan que se iba a cocer. Después, con esta porción de masa la hornera elaboraba su propio pan, que luego ponía a la venta y que según la gente del pueblo era un pan especial, muy rico, ya que llevaba una porción de masa de cada familia del pueblo. A esta forma de pago tan característica se la conoce como la Poya.

A partir de cierto tiempo, el horno paso a ser de propiedad comunal a gestionarse solo por tres familias, que se turnaban las jornadas de apertura del horno. Sin embargo, con el paso del tiempo, el trabajo resultó cada vez más pesado, y los beneficios cada vez más escasos, pues las gentes del pueblo comenzaron a emigrar a la ciudad para probar mejor suerte. Durante los años 50 y 60 el horno se abría tres días a la semana, los lunes, los miércoles y los viernes. En el año 1975, la semana que se celebraban las comuniones, el horno abrió sus puertas al público por última vez.

Actualmente el Horno medieval es uno de los puntos más importantes de nuestro itinerario cultural, que aunque se encuentre inactivo, podría aún ponerse en funcionamiento de nuevo. Algunos años después de su cierre, el Ayuntamiento de Aras se embarcó en el proyecto de rehabilitar el edificio para que albergase la sede del museo etnológico de Aras, operación que finalizó en el año 2001. Además, el edificio alberga en su interior una exposición dedicada al ciclo del cereal, con fotografías que retratan las labores de antaño y múltiples utensilios para la tarea de la trilla o la elaboración del pan, como artesas, lebrillos, crecederas, escriños y raseras entre otros.

Con la entrada del Ecomuseo puede visitarse.