Un plato popular típico del invierno. Su facilidad de elaboración, componentes económicos y alto aporte calórico lo hace un plato típico de agricultores y ganaderos.
La tradición dicta que debe ser realizado en un caldero de cobre y con cuchara de madera.
Existen registros de este plato típico del interior de Valencia desde finales del siglo XIX. Plato sencillo asociado a tiempos de necesidad, presentaba una alternativa económica para dar un aporte proteico a las familias, usando cualquier carne o pescado al que pudieran tener acceso. La guerra civil y su posguerra potenciaron la difusión de este plato por las mismas características que lo hicieron popular en sus orígenes.
En el caldero de cobre se cuece abundante harina con agua. Con el cucharón se va mezclando el agua y la harina que hemos cocido. Se trabajan bien hasta que alcanzan una consistencia parecida a la masa de pan. Si se ve que quedan muy arenosas mientras se mezclan se va añadiendo agua, hasta que consigamos la textura adecuada. Se sirve acompañada de tajadas de cerdo y sardinas, fritas y cortadas para acompañar a las gachas y aportar proteínas.
Se suelen preparar de forma tradicional, en la calle y con acceso libre en las fiestas de Santa Catalina, San Marcos, y el jueves de la semana de las fiestas de verano.