Durante todo el año. En verano el centro de la Vía Láctea con sus cúmulos de estrellas y sus nebulosas adornan nuestros cielos mientras que en el invierno el frío ayuda a estabilizar la atmósfera y las imágenes se vuelven más nítidas pudiendo ver la Gran Nebulosa de Orión o la Gran Galaxia de Andrómeda.