Los huertos tapiados son un conjunto de parcelas que se apiñan frente al núcleo de la población, de la cual se encuentran separados por un barranco.
Estos huertos dan muestra de la forma tradicional de cultivo en Aras de los Olmos y constituyen un testimonio excepcional con gran valor patrimonial, arqueológico, etnológico e histórico, además del valor medioambiental y paisajístico.
Su tipología, parcelas de terreno separadas por tapias y regadas por un sistema de balsas y acequias, evidencian su tipología árabe. Cuando esta cultura estuvo asentada en el término de Aras, trajo consigo varias de sus tradiciones y creencias, como el aprecio por el agua y la vegetación, dado que eran gentes que procedían del desierto. Por esta causa los árabes delimitaban y cerraban sus parcelas, considerándolas como una especie de paraíso personal.
Además de este carácter simbólico, las parcelas cumplían una función utilitaria, ya que protegían las cosechas hortofrutícolas del frío, los robos y de los animales y el ganado. Las tapias, realizadas con piedras sin tallar trabadas con barro y piedras pequeñas forman una red de estrechos callejones de gran encanto, por los que se puede disfrutar de un agradable paseo por la naturaleza.
Los huertos son también un ejemplo de gestión comunal ya que se alimentan a través de una balsa que recoge las aguas de la lluvia y de la fuente de la Ermita y las distribuye a través de un sistema de acequias.
Los huertos se sitúan en el límite del pueblo. Son accesibles utilizando las carreteras que rodean el mismo. Para los que prefieren callejear por el casco urbano, el acceso es sencillo caminando desde la calle Caballeros, junto al Ayuntamiento.